Hablando de competencias, conductas y personalidad
Quizás no sea tan difícil explicar qué son las competencias y en qué se diferencian de otros conceptos si tomamos como un ejemplo: dos actores de gran éxito y que han alcanzado grandes logros en su profesión.
HARRISON FORD: Es conocido como una persona relativamente huraña, poco hablador, tímido y huidizo ante la gente. No le gustan las entrevistas y procura evitar todo lo que puede las promociones y las fiestas. Amante de la naturaleza, pasa todo su tiempo en su rancho con su familia. Lleva muy mal el hecho de ser famoso y haber perdido su intimidad.
JACK NICHOLSON
Es una persona extremadamente sociable, que adora ser el centro de atención y con una vida social muy intensa, con numerosísimas apariciones públicas. Posee una personalidad magnética, y se le considera un excéntrico o incluso “salvaje” en algunas ocasiones. Amante del lujo y vividor, reside en pleno Beverly Hills.
Estas pequeñas semblanzas no pretenden analizar (ni mucho menos juzgar) a estos dos grandes actores. Sólo quieren poner de manifiesto un aspecto: Ford y Nicholson son personas enormemente distintas. Sin embargo, ambos han triunfado de forma rotunda en su profesión. A nadie parece sorprender que dos hombres de personalidades tan diferentes puedan haber triunfado en el mismo oficio. Sin embargo, sí tendemos a tener este prejuicio con respecto a otras profesiones.
¿Por qué pensamos que una persona que no sea “extrovertida” no puede ser un buen comercial? ¿O por qué una persona creativa y sensible no nos merece confianza como responsable de tienda?
El problema es que tenemos tendencia a mitificar una serie de “rasgos” como predictores de algo. Sin embargo, el ejemplo de Ford y Nicholson es uno más entre cientos que podríamos encontrar de perfiles casi opuestos y a pesar de esto exitosos en su ámbito.
Es que el desempeño excelente no depende de cómo eres, sino de lo que haces. Claro que Ford y Nicholson se parecerán en algo: en una serie de conductas que ponen en práctica al hacer su trabajo, y que en absoluto dependen necesariamente de su personalidad.
Cuando quiera valorar a alguien para desempeñar cualquier función, busque conductas. Es mucho más difícil equivocarse.