Si tuvieras que escoger solo una…

Si tuvieras que escoger solo una…

Si tuvieras que escoger solo una…

¿Cuál escogerías?

El diseño de perfiles competenciales es una parte importantísima (básica, de hecho) a la hora de pensar en cualquier estrategia de recursos humanos, y no solo en lo que se refiere a aspectos relacionados con la evaluación y el desarrollo. Se trata ni más ni menos que de decidir qué necesitamos, en qué grado y por qué, para qué nuestra organización tenga éxito.  Esto no es cualquier cosa.

En muchísimos casos, una de nuestras labores principales con los clientes es ayudarles a definir sus perfiles lo mejor posible, y es muy habitual que esto pase para que “reduzcan” sus perfiles a aquellas competencias más críticas o esenciales.

Es evidente que a todos nos gustaría “tenerlo todo”, y tener profesionales con 10 competencias a nivel altísimo, pero eso no es práctico, porque no es posible. Hay que buscar lo fundamental.

Esto quiere decir que “reducir” el perfil de competencias a lo esencial no es simplemente “elegir”. Yo me comería todos los postres de la carta del restaurante, pero tengo que elegir. Me gusta el vestido rojo pero también el negro, pero sólo puedo comprar uno. No se trata de eso. Cuando “reduzco” competencias, a lo que tengo que obligarme es a pensar realmente en la esencia del puesto. ¿Qué es básico, básico, básico para ese puesto? Un truco bastante efectivo es decirse: imagina que sólo pudieras escoger una competencia. Sólo una. ¿Cuál sería? Este ejercicio tiene la virtud de darte mucha perspectiva, porque te obliga a “desnudar” el puesto hasta lo más esencial, y entender mucho mejor cuál es su base.

Pero vamos un paso más allá. ¿Es posible hacer esto a nivel general? ¿Existe una competencia que sea el Santo Grial, sea cual sea el puesto o la organización en concreto? Si tuviera que escoger solo una competencia para todas las personas de mi compañía o institución, ¿cuál sería?

Parece una pregunta imposible. ¿Liderazgo? ¿Trabajo en equipo? ¿Orientación al cliente? ¿Orientación a resultados? Sin embargo, yo tengo muy claro qué competencia elegiría si tuviera que escoger solo una, fuera cual fuera mi compañía, mi mercado o mi entorno. Escogería la empatía, o sensibilidad interpersonal.

¿Por qué? Porque esa competencia es un pilar maestro. Porque sin ella es muy difícil que exista una comunicación real y eficaz. Y, por ende, no va a ser factible que se dé un buen trabajo en equipo. Sin ella es difícil que exista un liderazgo realmente efectivo. Ni que pueda establecer relaciones sólidas con clientes o proveedores ya que estas relaciones requieren de conectar. Está en la base de la interacción humana. De hecho, es la competencia que más nos diferencia de las maquinas.

Decía Duke Ellington:

“Hay gente que piensa que la batería es una cosa secundaria en la música. Vale, está ahí, hace su trabajo, pero es el tener buenos solistas en trompeta, saxo o piano lo que hará que hagas una gran música. Te diré una cosa. Si tienes una grandísima banda con un batería mediocre, tienes una banda mediocre. Pero si tienes una banda mediocre con un gran batería, entonces tienes una gran banda”.

Con la empatía, pasa algo parecido. Es la batería o incluso el bajo de nuestra banda. Como los pilares maestros de los edificios, muchas veces no se ve. Cuando está, no parece ser tan importante o destacada como otras más brillantes. Pero el día que no está… ¡ay, ay!

Y ahora, si tuvieras que escoger solo una… ¿cuál sería?

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