Los peligros ocultos dentro de la mente de un entrevistador
Muchos nos hemos preguntado alguna vez lo siguiente: ¿qué piensa y siente el entrevistador cuando interactúa con cada uno de los candidatos? ¿es posible que el entrevistador se mantenga neutral u objetivo en todo momento? Como es de suponer, dada la compleja naturaleza humana, la imparcialidad absoluta no existe. Miremos entonces qué ocurre al interior de la mente del entrevistador.
Hace ya buen tiempo se estableció entre los psicólogos un fenómeno propio de la mente humana llamado categorización. El mundo que nos rodea es amplísimo y sumamente diverso en sus manifestaciones. Y aún cuando las capacidades humanas son altamente potentes para captar e interactuar con este entorno, en cada uno de nosotros se produce un curioso fenómeno. Dada la multiplicidad del medio, el ser humano tiende a simplificar o agrupar cuanto le rodea estableciendo para sí, de esta manera, una serie de categorías de lo que le agrada, lo que le desagrada, lo que le interesa y lo que prefiere descartar. Es decir, que todos nosotros simplificamos el mundo en una serie de compartimentos. Y al momento de tropezar con algo nuevo instantánea e inconscientemente lo colocamos en una de esas imaginarias secciones de nuestra mente.
Este mecanismo nos ahorra trabajo y nos permite responder de inmediato a lo desconocido. Si bien resulta una herramienta psicológica útil, también puede llevarnos al peligro.
Ocurre que, debido a las razones antes dichas, cuando un entrevistador se encuentra con el candidato casi automáticamente lo examina a partir de una serie de parámetros psicológicos apoyados únicamente en ligeras muestras de la conducta del aspirante.
Algunos de estos serían:
1. Su apariencia: Es decir, se repara en el aspecto exterior de la otra persona. Su rostro, su atractivo, su estatura, su complexión, su color de piel, su vestimenta, etc.
2. Su lenguaje: En concreto, su buen o mal dominio del idioma, sus modismos al hablar, su acento y su riqueza o pobreza de vocabulario.
3. Su grado de instrucción: Evidenciado por su nivel de estudios y por su comportamiento social.
4.Su comportamiento social: Esto es, sus modales, su forma de conducirse ante otras personas, su tono de voz, su lenguaje corporal, su aplomo o auto-confianza, si mira a su interlocutor, etc.
5. Su lugar de residencia: ¿En qué lugar de la ciudad o del país vive esta persona? ¿Viene de una zona residencial o de un barrio?
6. Su procedencia socio-económica: Esto se refiere al lugar que ocupa la persona en la escala social. Esto es revelado en buena medida por las 4 últimas características mencionadas arriba.
Este fenómeno, llamado la categorización, tiene su peligro o lado negativo y este se resume, en una palabra, PREJUICIO. Cuando nos dejamos llevar por nuestras creencias y no las confrontamos con evidencia real que tal vez podría cambiarlas, estamos juzgando por adelantado y sin base. Y esto es dañino cuando se trata de hechos y personas.
Todo entrevistador debe estar prevenido ante nuestra intrínseca tendencia a categorizar hechos y personas, es decir, a encasillarlos de determinada manera. Tan poderosa es esta tendencia que se dice que el entrevistador decide si el candidato pasará o no a otra etapa del proceso de selección tan sólo en los primeros 5 minutos de la entrevista.
Ese es el peligro de la entrevista que la realiza un entrevistador y todo lo que entra por un sujeto es subjetivo. Es por eso, que la entrevista debe estar acompañada de otras informaciones como son las evaluaciones psicométricas para contrarrestar el prejuicio natural.
La combinación perfecta para tomar buenas decisiones respecto a los candidatos es realizar entrevistas bien estructuradas junto con herramientas de evaluaciones confiables y con solidas bases de fiabilidad y validez.
¿Eres de los que tiene inconscientemente su decisión tomada a los 5 minutos de ver un candidato?
Disminuir el riesgo en las decisiones respecto a los candidatos ES UN MÉTODO practiquemos ese MÉTODO para así disminuir el riesgo y todas las consecuencias que trae equivocarnos en esa decisión.
Recordemos que muchas veces el futuro profesional de una persona está en nuestras manos.