Las competencias son universales
No son especificas a una profesión.
¿Eres de los que crees que hay profesiones especiales?
¿Qué es una competencia? Si entendemos una competencia como un repertorio de conductas que yo soy capaz de poner en juego, parece claro llegar a una conclusión: si yo poseo ese repertorio, siempre estará a mi disposición. Es como una caja de herramientas. Es decir, yo podré ponerlas en juego en cualquier situación en que lo considere oportuno, sea en mi trabajo, en mi casa, o con mis amigos. Si yo tengo habilidades de liderazgo, podré mostrarlas en cualquier contexto.
Por supuesto, esta afirmación hay que matizarla, porque la situación en cuestión tiene mucha importancia a la hora de que yo pueda poner en juego o no mis competencias. Hay jugadores de fútbol que tienen un rendimiento excelente en un equipo y, cuando pasan a otro, prácticamente desaparecen. Evidentemente, no se les ha olvidado jugar al fútbol. Las competencias están ahí, pero no aparecen. Quizá está jugando en una posición que no le beneficia, sus compañeros no conectan con él como antes o su entrenador le pone limitaciones. Por eso hay gente excelente que no encaja en determinados lugares.
Sin embargo, como decíamos, las competencias están ahí y, si la situación lo permite, aparecerán. Pensemos, por ejemplo, en Michael Jordan. El considerado mejor baloncestista de todos los tiempos también jugó durante una temporada al béisbol, en las ligas menores de los Chicago White Sox. No fue tan exitoso como en baloncesto, por supuesto, pero tampoco es sencillo llegar a jugar en las ligas menores, y muchos pueden atestiguarlo.
Jordan también jugaba al golf y, como anécdota, una vez se encontró al golfista Severiano Ballesteros en el campo de El Saler, en España. Se desafiaron a una partida con una pequeña apuesta… y ganó Michael Jordan.
Por supuesto, cada deporte tiene su técnica y sus particularidades. Baloncesto, béisbol y golf son muy distintos. Pero hay una serie de competencias (orientación a resultados, tenacidad, planificación), que están presentes en todos. Y, si tienes esas competencias, como era el caso de Jordan, puedes aplicarlas a todos. Por supuesto, en un mundo super especializado, no puedes ser el mejor en todo, pero puedes hacerlo tan bien como para ganarle una apuesta a un golfista profesional con 96 títulos en su carrera. No está mal.
Todos tendemos a pensar que nuestra profesión es especial. Que tiene unas particularidades que no tiene ninguna otra. Pero no es verdad. Nuestras profesiones tienen matices, pero casi todas demandan una serie de competencias básicas. ¿La tenacidad de un vendedor es distinta de la de un atleta de competición? Su objeto puede ser diferente, pero las conductas básicas son muy similares. ¿Es distinto el auto-control de un profesor de primaria o el de un piloto? Básicamente, no. En lo que se diferencian realmente es en el conocimiento.
Piense en un ejemplo físico. Si yo soy muy alto, es una ventaja en baloncesto. Pero también lo es en voleibol. O en la natación de velocidad. Y es muy útil en el tenis. Es una competencia “universal”. Como la empatía, la planificación o la iniciativa.
Así pues, no tiene demasiado sentido crear herramientas de evaluación por competencias que sean específicas a un contexto, es decir, que midan competencias para futbolistas, abogados o psicólogos. De hecho, ni los tests de personalidad o aptitudes (los más tradicionales en evaluación) lo hacen así, sino que parten también de una “universalidad” del concepto que miden. En el caso de las competencias, por supuesto que no todos los trabajos demandan las mismas competencias (ni en el mismo grado), pero si dos trabajos distintos demandan “flexibilidad”, la flexibilidad que demandan no es distinta.
¿Tendría sentido medir la estatura con herramientas diferentes porque alguien se dedique al baloncesto o a la natación? Evidentemente no. Si yo tengo una herramienta para aflojar tuercas, me sirve igual para un lavamanos que para un avión, porque la tuerca sigue el mismo principio. Otra cosa es que, en cada caso, la persona debe saber qué tuerca apretar y cuánto, pero ése ya no es un problema de la herramienta.
Es cierto que cada profesión demanda conocimientos específicos. Pero las competencias que demanda no son específicas. No hay una flexibilidad específica de los abogados, ni un auto-control especial de los taxistas. Aunque el contexto sea distinto, la base es la misma, y se evalúa de la misma manera.
La universalidad de las competencias llega hasta el punto de que no se circunscriben al ámbito laboral, sino que permea en todos los espacios de la vida. Si quiero visualizar mi capacidad de negociación no solo exhibo conductas de desarrollo avanzado de la competencia en mi ámbito laboral sino que esa capacidad para llegar a acuerdos ganar-ganar la exhibo en todos los planos de la vida.
Hola,
Estoy de acuerdo en que las competencias no son específicas para las profesiones, desde ese punto de vista podemos decir que las competencias son genéricas porque pueden aplicar para todas las profesiones. Sin embargo dependiendo de las funciones y roles de una posición, una competencia puede ser imprescindible para un buen desempeño en un puesto, no asi en otro, y quizas por esta razón a esas competencias las hemos llamado especificas.
Así es las competencias son universales, si una ocupación requiere auto-control es el mismo controlarlo en su definición básica para todo lo demás. Es cierto que para algunas posiciones serán mas críticas que para otras, pero su base conceptual o definición es la misma. Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer nuestro articulo y comentarlo. Si te gusto compártelo!