La Civilización y la Empatía.
La situación de crisis que el mundo está pasando con el COVID-19 nos está llevando a todos a muchas reflexiones sobre nuestro presente y nuestro futuro. En nuestro caso, una de esas reflexiones tiene que ver con una de las competencias en general menos valoradas o utilizadas en los procesos de evaluación: la sensibilidad interpersonal, o empatía.
¿Por qué es poco evaluada? Quizá, entre otros motivos, porque se tiene de ella una percepción de competencia “blanda”, en comparación con otras como orientación a resultados o planificación, que parecen tener una relación más directa con el negocio. Sin embargo, nosotros siempre la hemos considerado una competencia crucial, porque la consideramos “básica”. Sin ella, todo lo demás puede caerse.
Empatizar es una competencia distintiva de la era digital, para innovar, para conectar con el cliente, para ser mejores miembros de un equipo.
Nos gustaría ilustrar esta idea con una anécdota, no por conocida es menos relevante.
En una ocasión, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que era el primer signo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro o piedras de moler. Pero no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur. Un fémur humano que se había roto y luego sanado.
Ante la perplejidad del estudiante explicó que, en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, no puedes buscar comida o bebida. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane. En cambio, un fémur roto que se ha curado es una evidencia. Una evidencia de que alguien te vendó la herida, te llevó a un lugar seguro, te dio de comer… es decir, alguien cuidó de la persona herida.
Mead dijo que ayudar a otra persona en momentos de dificultad es el punto donde comienza la civilización. Cuidarnos y ser cuidados es lo que sostiene la vida y las sociedades.
Es curioso como las situaciones críticas nos hacen replantearnos toda nuestra jerarquía de valores y principios. Como decía aquel, “la crisis desnuda la verdad”, y coloca las cosas en su justo término.
Lo que parecía muy importante, pasa a ser secundario. Y lo que parecía secundario se vuelve crítico. Y una competencia que valoramos como muy secundaria y que es la que nos diferencia de las máquinas resulta ser una de las más importantes, si no la más, en estos momentos. Quizá lo sea también en otros.
Cuídense. Y cuiden a los demás.